Sabes de sobra que tu cuerpo te habla. Pero es que tu piel, directamente, te chilla. No te hagas la sorda y dale la mascarilla que te está pidiendo.
Como lo que es: un apoyo para el bienestar de tu piel. Para ello, es importante que la concibas como un -casi- imprescindible igual que haces con el lavado de dientes, por ejemplo.
Aplícala sobre el rostro limpio, tomando la cantidad justa. ¿Cómo saberlo? Es muy fácil: presta atención a las zonas que suelen producir más grasa o granitos (como por ejemplo, la zona T) y aplícala de forma moderada. Evita la zona de los ojos, ya que como bien sabrás, son muy sensibles.
Déjala actuar durante 5 a 10 minutos y retírala con agua tibia o fría, si eres capaz. Repite este proceso de 2 a 3 veces por semana.
Este tipo de mascarillas cuentan con dos detalles que son muy importantes. El primero: retirarlas correctamente. Si no se eliminan todos los restos de producto, la piel los absorberá, con la correspondiente suciedad que ésta se había llevado durante su acción.
El segundo: dado que es un procedimiento ligeramente invasivo, hay que hidratar muy bien toda la zona «detoxificada» después de retirar la mascarilla, de modo que le ayudes a recuperar su barrera protectora natural. Además, piensa que con la piel limpia, absorberá mucho mejor los nutrientes.
Ingredientes:
Aqua, Illite&Kaolin (Red Clay), Morus Alba (Mulberry) Root Extract, Octyldodecanol, Vegetable Glycerin, Hectorite, Xanthan Gum, Vitis Vinifera (Grape) Seed Oil, Zinc Oxide, Benzyl Alcohol, Ethylhexylglycerin, Parfum, Tocopheryl Acetate, Benzyl Salicylate, Linalool